domingo, 30 de noviembre de 2008

30 de noviembre de 2008

Empezando con el Evangelio,  se nos dice que esperemos y estemos atentos, puesto que no sabemos cuándo el maestro regresará. San Pablo nos asegura que si nos estamos "en Cristo," creciendo en los regalos espirituales que nos da, nos "dará fortaleza hasta el final." Pero, Isaías sabe que pocas veces "esperamos y estamos atentos," ¡puesto que es bastante aburrido! Y los regalos espirituales parecen ser mediocres  de la emoción y la fascinación que otras cosas tienen. Muchas veces esto lleva al peligro, y es por esto que el poeta Isaías pregunta, "¿Por qué permites que nos distraigamos?" y puede ser que nosotros mismo nos hemos preguntado lo mismo. Algunas veces, la vida parecer ser tan difícil– muchas veces porque nos hemos metido en grandes líos que no sabemos cómo salirnos de ellos, pero muchas veces porque fuerzas mayores a nosotros nos han "inundado nuestro barco." Deseamos que la vida fuera diferente, más fácil, más amable, mejor. ¡Deseamos que FUERAMOS mejor! Y llamamos a Dios, pero con la misma advertencia que el poeta bíblico: "pero, cuando vengas, ¡permite que esté haciendo algo bueno…! Después viene la súplica final, "Tú eres nuestro Padre; somos la arcilla y tú eres el alfarero," ¡Así que… no nos rechaces! El Tiempo de Adviento se dirige al mensaje, "Dios nunca nos abandona ni nos olvida, el Dios que alabamos es Emmanuel: Dios con nosotros."

sábado, 22 de noviembre de 2008

23 de noviembre - Cristo Rey

Las lecturas del día de hoy se enfocan en el futuro– con el profeta Ezequiel, en la primer lectura, poéticamente describiendo el final y el último “pastoreo” de Dios a sus ovejas cansadas y fatigadas, ya cuando lleguen a estar irritadas con el pastoreo pobre que ellas han tenido que soportar por siglos, mejor dicho milenios. Luego, la carta de San Pablo a la iglesia corintia es una meditación al “final del tiempo” del trabajo cosmético de Cristo sobre “colectando” todo lo que es y lo ha sido en Sus manos, y luego, al final, presentándolo TODO al Padre, cuando todos estemos liberados y completos. El Evangelio asegura al lector de los premios eternos en el juicio final, la “última cuenta”- aunque sea una bolsa mezclada. ¿Por qué? Bueno, cualquiera que tenga una mente y lea el pasaje de este Evangelio, lo lee con inquietud. Vean más de cerca: todos que, aparentemente, pensaron tener “la salvación” sólo por conocer al Señor, no la tienen. ¡Y todos quienes no nunca han conocido al Señor, la tienen! Como digo, esto está confuso. A lo mejor es mejor leerla como si fuera la historia de todos nosotros-ninguno de nosotros es perfecto– todos nosotros le hemos dado de comer a ciertas personas, e ignorado algunas otras– hemos cuidado a algunas personas, y no nos ha importado otras. Así es la vida. Quizá el punto sea de seguir adelante cuando se sienta más difícil. En el momento, nuestra economía está tan inestable que el “cuidarnos a nosotros mismos” solos sería un esfuerzo herculino, entonces podremos leer las lecciones del día de hoy, como un “ruego” cósmico desde los labios de Cristo que nos dice que tratemos más duro con el débil. Si el mundo está duro para nosotros– con todos los recursos que tenemos a nuestra disposición- ¡Será más difícil por los que tienen menos! Entonces… dejemos que esa vieja “Culpa Católica” (que es simplemente una Consciencia Mayor) nos tome, nuevamente, y que nuestras vidas sean bendiciones de la Bondad en nuestro mundo. Que Dios los bendiga.

16 de novimbre - XXX domingo ordinario

El siguiente domingo es el último del Año de la Iglesia. Entonces, las lecturas de este fin de semana nos traen muy cercas a los “finales de los tiempos,” así que las lecturas hablan del “final” de las cosas de cómo las conocemos. San Pablo habla sobre la muerte y escuchamos el final del mundo en la carta a los tesalonicenses, y en Evangelio, Cristo da una parábola sobre “dar cuentas” por todo lo que se nos ha dado. Obviamente, estas lecturas nos preparan para el “final,” y nos piden que guardemos “el Propósito Mayor” al Cual dedicamos nuestras visas, y por el Cual tendremos que responder frente a frente de nuestras mentes. Pero es la primera lectura del libro de Proverbios la que nos dice CÓMO prepararnos. Esta lectura es la “Eshet Chayil”- la celebración de la “Mujer Valiente,” como el texto es conocido en el judaísmo, como también es leído cada Sábado. ¿Cómo es que ella (la mujer valiente, la “mujer de Israel”) nos enseña la manera por la cual debemos “prepararnos para el final?” Ella apenas hace lo que se debe hacer cada día. Puesto que está en nuestras obras diarias que “trabajamos para nuestra salvación,” como lo pone San Pablo. Traemos luz a la oscuridad, levantamos al caído, ayudamos al que tiene hambre, cuidamos al frágil. Nuestras vidas se unen a Cristo según nuestra vida cotidiana. ¡Así que a trabajar! Como lo decimos en Kansas, donde crecí, “¡El tiempo es una pérdida!”

9 de noviembre- Dedicación de la Basílica en Roma

Es algo curioso el tener la festividad de la primer iglesia que hemos construido en nuestra religión Cristiana. Antes de esto, lo que usábamos como iglesia era, en realidad, un lugar de escondite, ya que nuestra religión era ilegal. El emperador Constantino junto con el Decreto de Milán nos hicieron una “religión legal,” y así, pudimos “construir un lugar de adoración para nosotros abierto para todos. Recibimos esta propiedad por medio de la familia Laterini, y dedicamos a la iglesia a memoria de San Juan. Entonces las lecturas tratan sobre la santidad del espacio, con el Profeta Ezequiel, en la primera lectura, la cual hablan sobre el Templo de Jerusalén, siendo el arquetipo de la santidad en el mundo– no un mundo “que aparta el contacto humano,” pero un lugar donde la “Energía de la Vida” simbolizada por “el agua en un desierto,” fluye adelante y da agua a todo el mundo. San Pablo nos recuerda que mientras hay lugares sagrados, la Iglesia es más que puro ladrillo y mortero, subsiste en los corazones y en las almas de los creyentes, en nosotros, al hacer un “Templo Espiritual” de una santidad maravillosa. Y el Evangelio se trata todo sobre las sanaciones de Jesús del Templo, donde “simbólicamente” restauró la “corte de los gentiles” a un lugar sin abarrotes y sin comercio, y así, los gentiles alaben a Dios en sus respectivos lugares. Este último acto de Jesús muestra su aceptación a los vagos y diferentes del mundo- llamándolos al “centro del mundo” (y misteriosamente se pensaba que el templo era el centro) y aceptándolos dignos del servicio de Dios– sin importar qué tan “retirados” los demás los consideraban. Entonces, ¿Qué es lo que aprendemos? Aprendemos que la “santidad” siempre es “dadora de vida,” y no se trata de santurrones, y está en todo el mundo, ya que Dios está en todas partes, pero en especial en nosotros, en Su pueblo, y con todo nuestra insensatez, somos, en verdad, invitados para vivir la Gracias y la Bondad de Dios. Ésta es nuestra celebración de nuestra primer construcción– celebrándonos “nosotros mismos y a nuestra misión” tanto como la construcción antigua.