viernes, 20 de febrero de 2009

22 de febrero - Séptimo domingo ordinario

Las lecturas de este fin de semana se enfocan sobre el tema del perdón. Isaías ve a la liberación de los rehenes que fueron llevados a Babilonia como un “perdón” de Dios al fracaso de Israel para vivir su potencial a tiempo en su historia. En el Evangelio, cuando Cristo perdona, un hombre paralítico puede caminar. ¿Cuál es la conexión de “no vivir según tu potencial” y un “parálisis espiritual”? A lo mejor todos somos los paralíticos en el Evangelio; cada uno estamos “congelados” de alguna manera– y somos llevados por nuestros amigos, ya que no podemos “cargarnos a nosotros mismos.” A veces lo que necesitamos “descongelar” y “mover” es de empezar el examen interior de qué “cosa sin perdón” llevamos con nosotros mismos. Pensemos en este fin de semana, mientras que nos preparamos para el Miércoles de Ceniza y el tiempo penitencial de Cuaresma.

martes, 17 de febrero de 2009

15 de febrero - Sexto domingo ordinario

Las lecturas de este fin de semana continúan el mismo tema del fin de semana pasado: El camino de Dios de bendiciones trae salud y fortaleza en medio de un mundo que está gravemente enfermo, pero este fin de semana tiene un cambio diferente sobre el tema. “La lepra” es la maldad– una maldad que, por razones perdidas a nosotros, da a los sufridores que no califican entrar a alabar en el Templo de Jerusalén. Lo que no se nos dice es que se creía que esta enfermedad tenía una “causa” específica: ¡la lengua del mal! Las personas con lepra, se creía, que tenían esa enfermedad por lo que habían criticado a otras personas, esa era la lengua malvada. En el tiempo de Moisés, el leproso tenía que permanecer “fuera del campamento,” en otras palabras, necesitaba un “descanso” para reflexionar qué tan importantes eran las personas que él hirió para él mismo. En el Evangelio, vemos que la lengua venenosa es, en realidad, difícil de callar. El que sufre deja a Jesús sanado, ¡pero aún no puede callarse! (Esto traería una sonrisa en los tiempos de Jesús). Así que, este fin de semana, ¡pidamos para que la Gracia controle a nuestras lenguas! Esta habilidad a veces es considerada como el primer paso hacia el crecimiento espiritual.

domingo, 8 de febrero de 2009

8 de febrero - Quinto domingo ordinario

La primera lectura del Libro de Job habla del dolor y sufrimiento de la vida; el Evangelio muestra con la casi-muerte de la suegra de Pedro. Hay veces que la vida es dura y aparenta ser cruel. Fue el sufrimiento que llevó a Job a que cuestionara la existencia de Dios. Muchas veces el sufrimiento a llevado a gente a cuestionar su fe. El Evangelio nos dice que no veamos al mundo a través de "lentes de color de rosa." El Evangelio nos dice que el sufrimiento y la enfermedad le llegará hasta al más santo. La promesa de Cristo es que no tendríamos más problemas, sino que Aquel Quien es más fuerte que nuestros conflictos y más fuerte que nuestra debilidad estará con nosotros en medio de todo, dándonos salud y un balance mientras que vivimos en un mundo enfermizo y sin un balance. ¡Recemos para que nos dé una doble-dosis de su Espíritu Santo de serenidad este fin de semana!

1 de febrero - Cuarto domingo ordinario

A primera vista, parece que las lecturas no tienen nada en relación, pero pienso que lo que se relacionan en la idea de "la Promesa y el Cumplimento." La promesa antigua de Dios a un "profeta como Moisés" de acompañar a su pueblo en tiempos difíciles (dado en la primera lectura) está "cumplida" en la lectura del Evangelio, donde ni siquiera los espíritus impuros pueden reconocer "al Único Santo de Dios." Es importante de recordar que Moisés había recibido su comisión porque el pueblo tenía "miedo" de ir hacia el Monte de Sinaí, ellos mismos. Y muchas veces es el "miedo" que nos impide encontrar la paz de Dios—miedo de que no seremos tan buenos, o tan inteligentes, o lo suficiente devotos. El punto del Evangelio es que el Poder de Dios, que trabaja a través de Cristo, puede quitar ese temor. Su Cristo puede quitar ese miedo que nos podría separar de Dios y de nosotros mismos. Entonces, ¿Qué es lo que te detiene y ser mejor que los demás? ¿Qué es lo que te da miedo que ahora no tienes? Recemos para que confiemos en Dios, quien nos da todo lo que necesitamos y echemos el miedo.