martes, 17 de febrero de 2009
15 de febrero - Sexto domingo ordinario
Las lecturas de este fin de semana continúan el mismo tema del fin de semana pasado: El camino de Dios de bendiciones trae salud y fortaleza en medio de un mundo que está gravemente enfermo, pero este fin de semana tiene un cambio diferente sobre el tema. “La lepra” es la maldad– una maldad que, por razones perdidas a nosotros, da a los sufridores que no califican entrar a alabar en el Templo de Jerusalén. Lo que no se nos dice es que se creía que esta enfermedad tenía una “causa” específica: ¡la lengua del mal! Las personas con lepra, se creía, que tenían esa enfermedad por lo que habían criticado a otras personas, esa era la lengua malvada. En el tiempo de Moisés, el leproso tenía que permanecer “fuera del campamento,” en otras palabras, necesitaba un “descanso” para reflexionar qué tan importantes eran las personas que él hirió para él mismo. En el Evangelio, vemos que la lengua venenosa es, en realidad, difícil de callar. El que sufre deja a Jesús sanado, ¡pero aún no puede callarse! (Esto traería una sonrisa en los tiempos de Jesús). Así que, este fin de semana, ¡pidamos para que la Gracia controle a nuestras lenguas! Esta habilidad a veces es considerada como el primer paso hacia el crecimiento espiritual.
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