Desde el torbellino que Dios le habló a Job hasta la tempestad en el mar donde Cristo les enseño una parte de lo que Él es y Lo que Él era, el contexto de la meditación de este fin de semana es de una vida "sacudida por una tempestad." Ésta es seguido nuestra condición. El punto de las lecturas es que la Gracias de Cristo no nos guarda de la tempestad, sino que es en el medio de la tempestad es donde sabremos Quién Él por la paz que Él nos da. Sin embargo, en la segunda lectura, San Pablo pensó que "la llave" para encontrar la paz en la discordia era que "no vivamos para nosotros mismos sino para Él," pues muchas veces nuestras tempestades se enojan ya que vivimos mucho para nosotros mismos. Ay que tratar de seguir el consejo, y vivir más por "los hermanos y hermanas más necesitados," entonces vivamos "en Él," y veamos qué es lo que les pasa a las tempestades de nuestras vidas.
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