sábado, 25 de abril de 2009
26 de abril - Tercer Domingo de Pascua
Cuando Cristo apareció de sorpresa, los discípulos estaban con miedo—claro que es “su costumbre” en los Evangelio– estar siempre temerosos de algo. Pero es en este miedo que Cristo nos dice las palabras de seguridad y de paz, no son palabras de desesperación. Nosotros, los discípulos del siglo 21, somos como aquellos primeros discípulos. A nosotros también “nos da miedo muy fácil.” Somos como caballos nerviosos– listos para reparar en cual disturbio. Pero, cuando “reparamos,” regresamos a maneras de ser familiares– todas las cosas que habíamos esperado que Dios cambie en nosotros. Sin embargo, Sus palabras no son de juicio, sino palabras de paz. Todo estará bien. Él nos da el espacio para regresar y para crecer. Así que pidamos para que Su Gracia continúe caminando en Sus pasos– los pasos del Príncipe de la Paz.
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