domingo, 28 de septiembre de 2008
Relexión, domingo 28 de septiembre de 2008
viernes, 19 de septiembre de 2008
Reflexión, domingo 21 de septiembre de 2008,
domingo, 14 de septiembre de 2008
Reflexión, domingo 14 de septiembre de 2008,
¿Les podría pedir en mirar algo conocido a través de lentes diferentes, sólo para ver lo que podría revelar si lo vemos bajo diferente luz? Primero el antecedente: La primera lectura es algo extraño: los israelitas están agotados y de mal humor, y ellos “se quejan contra Dios y contra Moisés.” Esto nos dice que ellos están al borde de su atadura. ¡Ya han agotado a los demás con quejas, y ahora se dirigen a Dios! Y, pues, el Texto dice, “el Señor ha mandado serpientes de serafines entre las gentes.” Ahora, esto en hebreo quiere decir, “¡una serpiente en llamas!” Como las “lenguas de fuego,” estas serpientes de la luz atacan, y las personas se enferman y mueren. Después, Moisés levanta a la serpiente de bronce para que todos la vean, ‘Por qué? ¡El bronce pulido en el mundo anciano era usado como un ESPEJO! ¡Esto les “enseña lo que están haciendo! Se están pulsando como serpientes, matándose unos a otros con sus palabras. Este “ESPEJO” les permite ver lo que están haciendo y detenerlos. De esta manera la sanación vendrá y se engrandecerá el Shalom. Ahora llegamos a una lectura del Evangelio donde Cristo dice, “Así como Moisés alzó la serpiente… así el Hijo del Hombre tendrá que ser alzado, quien lo vea no perecerá pero tendrá vida eterna”. ¿Habían considerado a la cruz de Cristo como un ESPEJO? ¿Enseñándonos lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos cada día? ¿Ven el desafío que tenemos al ver la Cruz a través de estos lentes al ver la Cruz? Este Evangelio es un ruego a que dejemos de lastimarnos por cualquier situación que fuese… ¡ya no lo hagan! Y ábranle las puertas a la sanación y dejen que empiece el Shalom. Que todos conozcamos esa sanación y esa paz. Que Dios los Bendiga
viernes, 5 de septiembre de 2008
Reflexión, 7 de septiembre de 2008
Las lecturas del día de hoy nos dicen que vivamos en la tierra sin culpa, ¡Y desde afuera vemos que esto no tiene esperanza! El profeta Ezequiel ve el problema: Puede ser que “yo” esté evadiendo alguna situación peligrosa, pero, ¿Qué tal si un amigo esté en tal situación y yo lo estoy ignorando? ¿Cómo puede vivir conmigo mismo? El profeta siente que es su DEBER hablar– pues si no lo hace, sería como permitir el dolor terrible a su amigo, que le podría evitar con un poco de ayuda. Jesús parece tocar los mismos temas en la lectura del Evangelio. La Iglesia no debería de ser un “museo de santos,” pero un hospital para pecadores, y muchas gentes están sin saber qué hacer, cuando sólo necesitan un poco de orientación. Cristo dice, “si no te considera, trátalo como tratarías a un gentil o a un recaudador de impuestos.” Claro que esto nos trae a la pregunta, “¿cómo se debería de tratar un gentil o a un recaudador de impuestos?” ¡Y Cristo los amó! Cenen con ellos. Hagan por lo menos a un discípulo de ellos. Entonces, no es tan “fácil” como se ve. Al final del día, se nos pide a que expandamos nuestro amor, nuestro círculo de cuidado. Haciendo esto, nos “alzamos” nosotros mismos y a toda la humanidad, es por eso que San Pablo les recuerda a los romanos que todo el trabajo para Dios y para el prójimo se resuma en un cuidado de amor. Ésta es la huella que se nos pide que dejemos mientras que caminamos por la tierra– no una “despreocupación” ingenua– ¿pues quién puede vivir en la tierra sin que le llamen la atención? Pero, la huella que debemos dejar es que “cuidamos” por los que perseveran— a través lo grueso y ligero de la vida, a través de las batallas de las gentes y con sus debilidades. Que caminemos amablemente y amemos profundamente y tan estrecho como la Gracias que nos deja ser quienes somos!