viernes, 19 de septiembre de 2008

Reflexión, domingo 21 de septiembre de 2008,

El evangelio del día de hoy está extraño, ¡y está agradable porque está extraño! Lo hemos escuchado una docena de veces, y cada vez que lo hacemos nos encontramos incómodos,  puesto que también nosotros sabemos que nos gustaría que nos paguen más por un día de trabajo que a una hora de trabajo. Pero de esto no trata el Evangelio. Si lo ven de cerca, el propietario del terreno salió a la plaza 5 veces a lo largo del día, y cada vez se lleva a todos. Entonces cuando va casi al final del día, y estos, nunca-bienhechores le dicen, “Señor, hemos estado aquí todo el día, nadie nos contrata,” ¡Él sabe que están mintiendo! ¡Él ha estado ahí 5 veces y no estaban ahí! Él sabe que son perezosos. ¡Él sabe que no merecen un abucheo! Sin embargo, así no es el propietario, y a lo largo del día, cada quien recibe lo que el propietario tiene para dar,  puesto que eso es todo lo que tiene. Ésta es una metáfora para el “cielo,”  si lo gustan ver así, o el amor y el cuidado de Dios. Al final, todos estaremos con Dios. ¡Y eso debe ser suficiente! Algunos cambian más temprano, otros más tarde, y muchos de nosotros cambiamos poco a poco, un poquito ahora y un poquito mañana. Pero el amor de Dios es constante y eterno para toda Su creación, es por esto que Isaías reconoce que Sus modos, “no son nuestros modos.” ¡Hemos tenido favoritos! ¡O sancionamos! Dios lo ve diferente. Es poco a poco, cambiando mientras podamos, que aprendemos a “magnificar a Cristo” en nuestras vidas, como Pablo lo pone, ésta es su propia recompensa, la que nos mantiene en la eternidad. ¡No de sé sus vidas, pero gran parte de mi vida he evitadoser contratado! Estoy “cambiando mientras pueda,” poco a poco, ¡y espero estar ahí en la visita de las 5pm! ¡Estemos con la servidora de Nazaret y digamos, “Mi alma magnifica al Señor!” Que Dios los bendiga. 

No hay comentarios: