viernes, 23 de enero de 2009

25 de enero, Tercer domingo ordinario

¿Sientes que Dios te "ha llamado" para estar más cercas de Él, o para hacer algo en su nombre? En las lecturas de este fin de semana, "sobre-escuchamos" dos "llamadas" de Dios: Una para el profeta Jonás, la otra de Jesús a sus primeros discípulos. Sabemos por la parte del Libro de Jonás, que NO es leído en las lecturas de hoy, que a él no le gustaba el llamado que él tuvo, y, de hecho, trató de escaparse– pero no fue así. A lo mejor los discípulos de Jesús también encontraron su llamado desagradable. ¿Por qué? Pues, el Mar de Galilea era un lugar ardiente de revolución, y lo había sido por décadas. Muchos movimientos revolucionarios se pueden trazar a esa región alborotada. Los discípulos que Jesús llamó, a lo mejor se estaban preparando a sí mismos en llegar a ser algún tipo de revolucionario. Lo que llegaron a ser, a través de la llamada, fue en verdad revolucionarios, pero a lo mejor no lo que ellos habían esperado. Éste es un fin de semana preguntarle a Dios lo que Él quiere de cada uno de nosotros– Aquello a lo que nos está llamando– y no podríamos hacer tal oración sin acompañándola con una oración que pide por fuerza en seguir para realizar tal vocación.

Esta semana se nos pide a que nos veamos más de cercas para  compararnos con las enseñanzas de Cristo. El pueblo de Nínive se le fue dada la oportunidad de analizar sus acciones, a lo mejor también deberíamos de tomarnos el tiempo para reflexionar las cosas que hacemos. Jesús llama a los cristianos a ser diferentes; de no ser llevados por las cosas que aparentan ser fáciles de obtener, pero que después tienen consecuencias graves en los demás. Se nos ha dado la oportunidad de tomar un momento esta semana y preguntarnos cómo  vivimos con nuestras familias, entre nuestras amistades y compañeros de trabajo. ¿Cómo podríamos cambiar?

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