sábado, 22 de noviembre de 2008

9 de noviembre- Dedicación de la Basílica en Roma

Es algo curioso el tener la festividad de la primer iglesia que hemos construido en nuestra religión Cristiana. Antes de esto, lo que usábamos como iglesia era, en realidad, un lugar de escondite, ya que nuestra religión era ilegal. El emperador Constantino junto con el Decreto de Milán nos hicieron una “religión legal,” y así, pudimos “construir un lugar de adoración para nosotros abierto para todos. Recibimos esta propiedad por medio de la familia Laterini, y dedicamos a la iglesia a memoria de San Juan. Entonces las lecturas tratan sobre la santidad del espacio, con el Profeta Ezequiel, en la primera lectura, la cual hablan sobre el Templo de Jerusalén, siendo el arquetipo de la santidad en el mundo– no un mundo “que aparta el contacto humano,” pero un lugar donde la “Energía de la Vida” simbolizada por “el agua en un desierto,” fluye adelante y da agua a todo el mundo. San Pablo nos recuerda que mientras hay lugares sagrados, la Iglesia es más que puro ladrillo y mortero, subsiste en los corazones y en las almas de los creyentes, en nosotros, al hacer un “Templo Espiritual” de una santidad maravillosa. Y el Evangelio se trata todo sobre las sanaciones de Jesús del Templo, donde “simbólicamente” restauró la “corte de los gentiles” a un lugar sin abarrotes y sin comercio, y así, los gentiles alaben a Dios en sus respectivos lugares. Este último acto de Jesús muestra su aceptación a los vagos y diferentes del mundo- llamándolos al “centro del mundo” (y misteriosamente se pensaba que el templo era el centro) y aceptándolos dignos del servicio de Dios– sin importar qué tan “retirados” los demás los consideraban. Entonces, ¿Qué es lo que aprendemos? Aprendemos que la “santidad” siempre es “dadora de vida,” y no se trata de santurrones, y está en todo el mundo, ya que Dios está en todas partes, pero en especial en nosotros, en Su pueblo, y con todo nuestra insensatez, somos, en verdad, invitados para vivir la Gracias y la Bondad de Dios. Ésta es nuestra celebración de nuestra primer construcción– celebrándonos “nosotros mismos y a nuestra misión” tanto como la construcción antigua.

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