viernes, 26 de diciembre de 2008

28 de diciembre; La Sagrada Familia

Al tener al niño en sus manos, María y José escucharon palabras por parte de Ana y de Simeón. Las palabras de Ana se nos han perdido, pero las de Simeón son inquietantes: “Éste niño está destinado a ser la caída y el surgimiento de muchos… una señal que muchos se opondrán.” Mientras pienso en su mensaje, un mensaje que no juzga a todos, un mensaje que nos dice que demos la otra mejilla y no bajarnos a la violencia ni al poder, pienso sobre cuántas veces, yo mismo, me he “opuesto” esas palabras y ese mensaje. Pienso sobre la manera que he sido “elevado” con la humildad, y “la caída plana” cuando olvido su mensaje, y dejo que el orgullo se engrandezca con un soplo, hasta entonces, para caer. ¡He visto la profecía de Simeón hacerse realidad en mi vida.” El autor de la carta a los colosenses sabía de las misma lucha, y el impulso de muchos para “perdonar sus quejas… al ser perdonados por Dios. De esta manera, llegamos a ser humildes, una “familia de Dios” llena de paz, realizando Su autoridad sobre nosotros, y honorándolo, como el Libro de Sirácides nos pide que hagamos.

viernes, 19 de diciembre de 2008

21 de diciembre; Cuarto domingo de Adviento

Uno de los grandes deseos de David era de construir una “casa,” en otras palabras, el quería el que construiría el Templo de Jerusalén. En esta lectura de Samuel, vemos que Dios amablemente le recuerda a David que es Dios quien construye “casas,” y que Él en verdad ha construido “la casa de David,” y que el heredero de David, en este caso Salomón, construirá el Templo. Salomón (Shlomo, en hebreo) viene de la palabra “Shalom,” que significa paz. David había sido un hombre de guerra, asegurando las fronteras de Israel, pero Dios quiso que Su Templo fuera construido por un hombre de paz. Y, como quien honra su nombre, Salomón hizo tratados de paz con todas las naciones a su alrededor, y al hacerlo, él tuvo la dicha de construir la “casa” de Dios. En el Evangelio, Dios escoge a una “soltera de Nazareth,” y “le brinda la Casa y el Reino espiritual,” y no a un guerrero, o a un revolucionario, o a un gran orador. La soltera impotente tendrá en su vientre el Cordero de Dios Quien morirá por el mundo. Es a esta impotencia, que San Pablo nos dice, que estamos invitados los gentiles. Que la amabilidad y la humildad nos guíen hacia el pesebre este año.

viernes, 12 de diciembre de 2008

14 de diciembre de 2008

En el Evangelio, a Juan el Bautista se le hizo difícil de decir quién era, y le fue más fácil decir quién él NO era. Sí hay sabiduría en esto. Donde él dice, “¡Soy la Voz de Libertad!” A lo mejor pudo haber tenido una cabeza grande, la soberbia lo cubriría. Como lo fue, él dijo, “¡yo no soy el Mesías, ni siquiera soy la luz! No soy Elías ni tampoco un profeta… creo que sólo soy una voz en el desierto…” San Pablo nos anima a cada uno de nosotros para decir, “¡No soy perfecto! No soy particularmente santo, y no soy irreprochable.” De esta manera, abrimos nuestros corazones al Poder de Aquel Quien no Puede hacer santos, y guiarnos hacia la bondad. Es muy importante para la humildad de saber quiénes no somos. Es cuando en verdad somos humildes, aceptando que somos insignificantes ante Dios quien puede trabajar a través de nosotros, Poniendo el Espíritu en nosotros para ayudar a otros sanar y encontrar la libertad. Al acercarnos al pesebre, pequeño como lo es, debemos de saber cómo ponernos de rodillas; recemos por la humildad y por la ternura.

7 de diciembre de 2008

¿Es posible que el camino desértico sea un “lugar amigable? El poeta bíblico así lo piensa. Es en el desierto de nuestras vidas donde nos encuentra Dios, y hace “carreteras” en nosotros. Si alguna vez has tenido una “experiencia desértica,” sabes que no es algo que quisieras cantar. Quizá haya sido el punto más débil en tu vida.” Y quizá hayas pensado que nunca terminaría. San Pedro nos dice que Dios nunca “se delata,” en guardar sus promesas en rescatarnos, aunque se pueda sentir de esa manera. En vez, haya sombras imperceptibles de tristeza con las cuales de vemos de familiarizarnos para tener el “arrepentimiento” necesario,” o “una actitud del alma.” De otra manera, no reconoceríamos la Voz de Liberación cuando viene y esto es lo que quiere decir el Evangelio: Juan el Bautista, la Voz de la Liberación no se esperaba que él mismo fue ignorado. La “preparación” de esta semana de la celebración de la “Luz” de Navidad se trata de aprender de nuestra oscuridad, o mejor dicho, sabiendo por qué estamos en la oscuridad, para que cuando el camino hacia la Luz venga sabremos cómo seguirla. ¿Idea interesantes no lo creen? Quizá deberíamos de estar preparándonos para nuestro servicio de Penitencia el 15 de diciembre.