viernes, 26 de diciembre de 2008

28 de diciembre; La Sagrada Familia

Al tener al niño en sus manos, María y José escucharon palabras por parte de Ana y de Simeón. Las palabras de Ana se nos han perdido, pero las de Simeón son inquietantes: “Éste niño está destinado a ser la caída y el surgimiento de muchos… una señal que muchos se opondrán.” Mientras pienso en su mensaje, un mensaje que no juzga a todos, un mensaje que nos dice que demos la otra mejilla y no bajarnos a la violencia ni al poder, pienso sobre cuántas veces, yo mismo, me he “opuesto” esas palabras y ese mensaje. Pienso sobre la manera que he sido “elevado” con la humildad, y “la caída plana” cuando olvido su mensaje, y dejo que el orgullo se engrandezca con un soplo, hasta entonces, para caer. ¡He visto la profecía de Simeón hacerse realidad en mi vida.” El autor de la carta a los colosenses sabía de las misma lucha, y el impulso de muchos para “perdonar sus quejas… al ser perdonados por Dios. De esta manera, llegamos a ser humildes, una “familia de Dios” llena de paz, realizando Su autoridad sobre nosotros, y honorándolo, como el Libro de Sirácides nos pide que hagamos.

No hay comentarios: